Sunday, May 16, 2010

El carrusel

A gothic short story from my junior year of high school, notable for its use of apostrophe.

Tengo treinta años, y todavía no me he casado. Mi madre – que descanse en paz – me dijo que el matrimonio es sólo una desilusión. Melva, después de conocerte, yo sé que de verdad me decepcionaría cualquier otra. Entonces me quedo soltero. Te espero cada agosto en el sitio del carrusel viejo. Te espero aunque sé que nunca vendrás.

Te conocí hace trece años. Cada verano, mi familia iba a la playa para que descansáramos y esperásemos el comienzo de la escuela. En la última semana de nuestras cuartas vacaciones así, vinieron los camiones. Trajeron muebles y ropa y ollas a la casa vacía al lado de la nuestra. ¡Me emocioné tanto! Sin decirle a nadie adónde iba, corrí hacia el camión. Y te vi por primera vez.

No puedo explicar lo que sentí al verte. Si hubiera podido soñar con la mujer perfecta, habrías sido tú. Eras tan hermosa en un vestido verde que ponía de relieve tus ojos de esmeralda. Tu cabello largo y café rodeaba tu cara de muñeca. Me enamoré de ti a la primera vista, y tú también te enamoraste de mí. El amor perfecto.

Así era. Por una semana nos miramos como si fuéramos hechos de oro. Nunca quería apartarme de tu lado. Me mostraste las fotos de tu niñez y caminamos por la playa. Nadamos juntos en el mar, a pesar del frío. Nos escribimos cartas tontas de amor que nunca compartimos. ¿Quién necesita cartas cuando se puede hablar? Me sentí contento, lo más contento de toda mi vida, hasta el último día. Yo tenía que volver – con mi familia – a la vida cotidiana y a la escuela, mientras tú te quedabas allí en la playa.

Nos encontramos afuera esa noche para despedirnos. Caminamos en la orilla del mar por un rato, sin decir nada. Por fin, te abracé y te di mi dirección.
- Buscáme, Melva. Porfa.
Pero tú la devolviste y me diste mi foto favorita de tu colección, donde estabas sentada en un caballo de carrusel, un caballito blanco con una crin de oro. Estabas mirándole a la cámara con tu sonrisa encantadora.
- Nos encontraremos aquí. Calle “S.” En un mes.
Sellamos el trato con un beso, mi primero y último.

No sé cómo esperé un mes. Encontré la Calle “S” en un mapa y estaba allí a las cinco de la madruga en el día preordinado. Pasé dos horas buscando el carrusel de tu foto, así que ya estaba saliendo el sol cuando por fin encontré el sitio. No estaba el caballo de la foto; no había ni un caballo. El carrusel estaba roto, derritiéndose. Un letrero me informaba:

CARRUSEL DE LA CALLE “S”
Fundado 1867
Cerrado 1903
Registrado en el registro de lugares históricos 1915

A la medianoche, el carrusel dio una vuelta y oí un sonido extraño, como un gemido. Pero tú nunca viniste y no te vi otra vez, salvo en mis sueños.

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